Etiquetas

viernes, 3 de junio de 2011

Todos tenemos un precio.

Todos tenemos un precio. Muy alto, muy bajo, justificado, injustificado, ni siquiera mínimamente razonado o profundamente meditado. Puedes decirme que a ti no se te compra; no tengo pensado creérmelo, no entra en mi plan. Siempre hay algún resquicio por el que te escaparás de ti mismo; tan sólo has de encontrarlo, topar con él, tropezar con uno de sus lados, para, a continuación, escurrirte lenta e irremediablemente. Quizás sea un deslizamiento rápido, casi fugaz, pero irremediable.

Todos tenemos un precio. Tal vez te vendas como casquería, que es menos perceptible. Tal vez no te vendas por dinero, así es más fácil.

¿Tienes diez minutos para mí? Anda, vayamos a tomar un café...

No hay comentarios:

Publicar un comentario