Hay veces que la partida se presenta con una mala mano. No queda más que retirarse o ir de farol. Retirarse es de cobardes, así que con tu órdago adelante, el juego se va definiendo. No todo sale mal. Tampoco sale todo bien, pero las dudas se despejan y los adversarios o bien se fortifican en sus posiciones o bien claudican, rindiendo así pleitesía con todo cuanto quedó apostado. Surcas aguas revueltas en un viaje a ninguna parte, pues el final cada vez está más cerca y no tienes ni ancla ni amarras.
Hasta hacerte añicos contra el muelle.
jueves, 30 de octubre de 2014
miércoles, 1 de octubre de 2014
La celeridad...
La celeridad con que transcurren los acontecimientos me aboca al abismo de mi persona, y miro abajo sin miedo a caer aferrándome bien a mis propias lindes por si acaso me sintiera incapaz de no dejarme llevar a todo lo que allá en el fondo parece que podría ser y no soy, y veo que...
No es abismo.
Es un charco.
Y refleja lo que soy.
No es abismo.
Es un charco.
Y refleja lo que soy.
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